lunes, 4 de enero de 2016

No quiero verte.

No quiero verte, no, porque cada vez que te veo noto en la tráquea ese nudo que me impide hablar.
Porque cada vez que te veo sonrío y cada vez que te veo te quiero más.
No quiero verte porque, si veo tu sonrisa, si escucho tu voz... No podré dejar de quererte.
No quiero verte porque quiero dejar de sentir eso tan fuerte que me oprime el pecho y desciende hasta el vientre. 
No quiero verte, no quiero ver esos labios que nunca han susurrado "quiéreme" pero si me han obligado a quererte.
Cada noche me veo obligado a cerrar los ojos, aún sabiendo que te ocultas en mis sueños, esperándome.
No quiero verte porque cuando te veo te escribo. Letras dirigidas a esa imagen tuya proyectada en mi mente. A pesar de no querer verte.
Esa sensación de mirarte y ver que no me miras. Soñarte y saber que no me sueñas.
Esa sensación que me atraviesa, que me apuñala cada vez que te veo, por eso no quiero verte.
Pero te sigo viendo. Sigo cerrando los ojos todas esas noches, esperándote. Te sigo viendo y sigo sonriendo, te sigo viendo y sigo disfrutando de esa sensación que me apuñala. Sigo queriéndote.
No quiero verte. 
¿No quiero verte?
No, quiero verte.

martes, 10 de noviembre de 2015

Tan cerca pero tan lejos.

Tan cerca pero a la vez tan lejos.
Tan cerca de tus besos pero tan lejos de tenerlos. Cerca, cerca de ti, lejos de tu amor. Cerca de tu sonrisa pero lejos de provocarla. Cerca de tu cuello pero, desgraciadamente, tan lejos de respirar el olor que desprende.
Cerca de ti, lejos de ti.
Tan cerca de ti que puedo ver como se paraliza el tiempo al mirarte, tan lejos de ti que soy consciente de que nunca, nunca podré abrazarte, nunca podré decirte cuánto te quiero, nunca podré besarte.
Tan cerca que puedo escuchar tu voz, escuchar los silencios de tus cuerdas al callar.
Tan lejos que veo como, día tras día, me cuesta más sostenerte la mirada.
Lo admito, admito que te tengo tan cerca que cada día te quiero más, admito que estás tan cerca que me duele admitir que cada día sueño con que el tiempo se pare cada vez que estoy contigo. Quiero que el tiempo se pare para que los momentos en que te tengo cerca, sean eternos.
Lo admito, admito que te tengo tan lejos que lo que siento por ti, lo sientes por otro.
Lo admito, admito que tengo miedo de mirarte mientras duermes a mi lado, te despiertes y me veas enamorado.

miércoles, 28 de octubre de 2015

Mentiroso enamorado.

Mentiría si dijese que no echo de menos tus ojos, esos que constantemente me imagino mirándome, fijamente. Esos que me gusta imaginar que desprenden alegría al verme. Mentiría, mentiría y miento al decir que eres cosa del pasado, que no recuerdo tus abrazos, que no recuerdo aquel tiempo en el que me besabas, que no recuerdo tus manos junto a las mías, entrelazadas, enredadas. Miento al decir que el pasado pasó, viviendo en un presente donde no veo un futuro sin ti. Miento al decir que me gustaría volver a recordarte cuando lo que necesito es intentar olvidarte.
Miento, miento demasiado y me intento engañar a mi mismo, me intento engañar pensando que eres tan sólo una experiencia más para una historia que se está escribiendo y miento, miento al decir que sólo fuiste una página de mi libro.
Miento al decir que tu sonrisa ya no me da escalofríos.
Lo sé, soy un mentiroso, un mentiroso que sigue enamorado de aquella persona, aquella persona que le eriza la piel, aquella persona que le hipnotiza con tan sólo una sonrisa.
Un mentiroso que sigue enamorado de aquella persona que no miente al decir que ya no le quiere, que no miente al decir que no le echa de menos.

Y me gustaría, me gustaría dejar de mentir y, aquello que digo, fuera verdad.

jueves, 22 de octubre de 2015

Cansado de soñar.

Cansado de soñar. De soñar tu cuerpo y mi cuerpo unidos, de soñar con tu mirada, con tu respiración alterada en mi oreja, cansado de soñar con tus caricias alrededor de mi cuello, dulces, delicadas, ralentizadas. Cansado de tener escalofríos. Cansado de no poder respirar tu suspiro de placer. Cansado de soñar que cada día, cada hora, cada minuto, piensas en mi. Soñar. Soñar con viajes sin destino, con anocheceres bajo la brisa del mar, amaneceres bajo una sábana que nos cubre a mitad. Soñar. Soñar con tu susurro, con un te quiero a bajo volumen, con un mordisco en mi oreja. Soñar. Soñar noche tras noche, día tras día, con tu lengua alrededor de mi ombligo, con mi lengua recorriendo el camino de tu espalda. Soñar contigo tumbada sobre mi alfombra, suspirando. Soñar con tus dientes clavados en mi cuello. Soñar con una mirada, un gesto, un beso. Soñar con una caricia, una taza de café al despertar, un viaje alrededor de tu cuerpo.
Cansado de los sueños que no se hacen realidad.
Cansado de soñar tu boca junto a la mía, cansado de soñar con tu sonrisa recorriendome todo el cuerpo. Cansado de mirarte y no poder tocarte, cansado de soñar que no hago más que acariciarte. Cansado de soñar y no poder verte. Cansado, cansado de todo menos de quererte.

viernes, 18 de septiembre de 2015

Iba a dejar de escribirte.

Justo iba a dejar de escribirte.
Iba a dejar de escribirte que cada noche me persiguen unos ojos marrones que reconozco.
Iba a dejar de escribir eso de que me vuelve loco cuando me miras, cuando siento tu mirada recorrerme y no te veo, cuando sonríes...
Iba a dejar de escribir eso de tu sonrisa, si, eso de que me encanta, eso de que ojalá no la borres nunca, esa sonrisa que me estremece.
Iba a dejar de escribir sueños que ni siquiera recuerdo, iba a dejar de hacer tachones sobre un papel ya arrugado, iba a dejar de romper papeles ya rotos.
Iba a dejar de escribir en segunda persona refiriéndome a ti.
Iba a dejar de escribir esos paseos por la playa que nunca se cumplieron, igual que de todos aquellos abrazos y de todos esos besos de los que también iba a dejar escribir.
Iba a dejar de escribir que hay algo dentro de mi, algo muy profundo que siento al fondo del pecho y me dice cada vez más alto que eres tu, eres tu esa persona que quiero.
Iba a dejar de escribir que quiero ser parte de ti, que cuando sonrías sea por mi culpa y cuando llores te seque las lágrimas.
Iba a dejar de describir esos besos que nunca me has dado, esa mirada con la que nunca me has mirado... Ese cuadro en tu espalda que nunca he dibujado.
Iba a dejar de escribirte tantas cosas... Tantos pensamientos, sentimientos... iba a dejar de intentar escribir sin mucho acierto lo que era el amor.

Iba a dejar de escribirte y, entonces, apareciste de nuevo.